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Defensa avanzada en ajedrez

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La mayoría de las partidas de ajedrez no se ganan: se pierden. Es decir, que con un juego preciso hasta posiciones muy malas pueden llegar a salvarse. Se requieren varios errores para perder.

Muchos jugadores no saben por qué han perdido una determinada partida. Lo normal es que nos quejemos de una omisión, una jugada sorprendente, una concepción errónea, cuando la razón no se halla en una sola jugada, sino en toda una serie de errores: errores de actitud, errores de estrategia y errores tácticos. Pero lo curioso es que la mayoría de los libros de ajedrez se escriben para ayudar al potencial vencedor a entender por qué ha ganado.

El objetivo de este curso es poner de relieve las tácticas y principios defensivos, y explorar su posible aplicación a situaciones típicas de partida. Podríamos definir la defensa como la protección de las debilidades, que puede significar, por ejemplo, rechazar el ataque a la desesperada de un rival estratégicamente vencido.

Puede significar proteger debilidades crónicas tanto y tan tenazmente que una posición “desesperada” acabe por sostenerse. Puede significar distraer la atención del rival de sus debilidades, mediante la creación de contrajuego en una posición equilibrada.

La defensa es impopular porque atacar es más divertido. No obstante, mejorar la capacidad defensiva mejorará todo tu juego mucho más que asimilar una nueva apertura o algunos trucos en un final de torres y peones. Siempre habrá posiciones en las que tendrás que defenderte. No se puede atacar todo el tiempo.

Los grandes maestros del ataque –AlekhineTalSpielmann y Marshall– también sabían defenderse bien, y por eso se encuentran entre los más grandes jugadores de todos los tiempos. Por otro lado, los grandes maestros de la defensa –SteinitzLaskerCapablancaBotvínnik y Petrosián– fueron campeones del mundo durante 80 de los últimos 110 años.