El entrenamiento de Kaspárov #
Botvinnik consideraba:
¿Cuáles son los principios de nuestra escuela?
Antes que nada debo mencionar nuestro planteamiento científico del ajedrez. Esto implica una actitud realista hacia el juego y un acercamiento crítico hacia el propio mundo creativo. Así, los maestros soviéticos están continuamente buscando algo nuevo, explorando continuamente nuevos caminos en los terrenos de la teoría y práctica del ajedrez. Por ejemplo, ciertos maestros de tiempos pasados jugaban la misma apertura año tras año; pero nosotros consideramos este problema de una manera diferente. Cuando estudiamos algunos sistemas de apertura, estamos desarrollando una “nueva técnica de producción”, hacemos uso del sistema con la única condición de que sea ventajoso y, después, lo rechazamos y reanudamos la búsqueda de una nueva arma.
El principal trabajo de la escuela se hacía por correspondencia. Los alumnos se encontraban en dos sesiones cada año en vacaciones. Botvinnik describe las sesiones así:
Yo dirijo los estudios de acuerdo con un sistema probado antes de la guerra en el Palacio de Pioneros de Leningrado. Trabajamos juntos, pero examinamos el juego de uno de los estudiantes. Él hace comentarios sobre sus partidas e informes de sus intentos de solucionar los trabajos hechos en casa. Éste es el camino para llegar a conocer el espíritu del jugador, para estudiar sus buenas cualidades y sus fallos. En el curso de la discusión yo le aconsejo y critico, mientras los demás estudiantes toman nota de esto y participan en la discusión. Finalmente se da al estudiante una evaluación oral de su naturaleza creativa y competitiva y se le da un conjunto de trabajos para hacer en casa que le ayudarán en su posterior progreso.
Por lo menos tan valioso como las lecciones formales fue el hecho de que Botvinnik le enseñó a prepararse para un torneo. Aprendió que ésta es una labor altamente profesional, con períodos aparte para estudiar y analizar, con una cuidadosa preparación de los movimientos de apertura y variantes, así como ejercicios para promover la salud física y mental: “Una simple lección que nunca olvidé fue la importancia de pasear para despejar la cabeza antes de un torneo, cosa en la que Botvinnik había siempre insistido en todos sus encuentros. El régimen era un poco como el de un boxeador entrenándose para pelear un campeonato”.
El poder de Botvinnik residía en que “dejaba que desarrollaras tus propias aptitudes. Nunca trataba de imponer su estilo a sus alumnos. No obligaba. Sólo trataba de mostrar la dirección correcta. Nunca trató de que hicieran lo que no les parecía natural. Pero te ayudaba a analizar los resultados de tus propias acciones y en consecuencia a aprender sus lecciones”.
Botvinnik solía decir:
El ajedrez es un típico problema inexacto parecido a los problemas que la gente siempre tiene que resolver en su vida cotidiana, como cruzar la calle, componer melodías, dirigir una empresa. Lo que importa es que para resolver estos problemas inexactos es esencial ante todo limitar el ámbito del problema (si no podrías enredarte en él) y sólo entonces existe la oportunidad de una solución más exacta. Por lo tanto es un error “creer que el ajedrez no refleja la realidad objetiva”. Refleja el pensamiento del hombre.
En su formación, Garri deseaba emular el dinámico estilo del primer gran campeón del mundo nacido en Rusia, Alexander Alekhine, quien arrebató la corona a Capablanca en 1927. Max Euwe, que “le tomó prestado” el campeonato mundial entre 1935 y 1937 decía de él: «Es un poeta que crea una obra de arte a partir de algo que apenas inspiraría a otro hombre a mandar una postal. Cuanto más extraña y complicada es una situación, más hermosa es la concepción que él puede desarrollar.» Este estilo era lo que Kasparov admiraba y quería emular. “Me inspiraba ternura” (de su autobiografía). Sin embargo, nunca le gustó el estilo de Karpov.
Durante un tiempo le asombraba la inagotabilidad del ajedrez y sus complicaciones, pero por su propio bien, Botvinnik le advirtió a una temprana edad contra ese amor por las complicaciones: «Nunca serás como Alekhine si dejas que las variantes te gobiernen, en vez de hacer todo lo contrario.» Kasparov le dió muchas vueltas pero como siempre, Botvinnik tenía razón. Escribió más tarde sobre este episodio:
Estaba claro desde el principio que sobresalía entre otros chicos a causa de su habilidad para calcular las variantes muy hábilmente y muchos movimientos con anticipación. Pero Garri era un chico muy nervioso. Yo tenía que insistir para que pensara antes de hacer un movimiento. También le solía decir: “Garri, hay el peligro de que te conviertas en un nuevo Larsen o Taimanov.” Incluso a una edad madura estos apreciados grandes maestros a veces hacen primero un movimiento y luego piensan.
Una noticia del boletín del Central Club de Ajedrez de 1974, sobre un niño de 10 años de Bakú decía:
Su básica limitación en el ajedrez es su carácter excesivamente efusivo, el defecto de los que llegan apresuradamente a conclusiones agradables. Como resultado, hay equivocaciones. Todavía es sólo un niño; naturalmente se volverá más sólido sin esforzarse. Sin embargo, Garri debería tener un profesor experimentado en ajedrez que, esperamos, seleccionará cuidadosamente sus partidas, y especialmente aquellas con grandes maestros.