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Cómo mantener la concentración en el tablero?

La dinámica del ajedrez dificulta mantener una actitud constante durante un juego tenso y prolongado. Las principales razones que contribuyen a la pérdida de concentración son:

  1. los apuros de tiempo;
  2. la sorpresa;
  3. el adversario;
  4. el agotamiento;
  5. la irritabilidad;
  6. la divagación;
  7. carecer de iniciativa o estar en desventaja.

En los apuros de tiempo multitud de jugadores nos transformamos en un manojo de nervios, perdemos el norte, e irremediablemente, la partida. La mejor cura contra esto es practicar en casa con partidas de 3 minutos más 30 segundos de incremento, apuntando las partidas en una planilla (puedes descargarla aquí), para así coger habilidad y ver lo que da de sí esa cantidad de tiempo, que normalmente en la tranquilidad del hogar demuestra que todavía se pueden hacer muchas cosas con ese tiempo, y no había razón para ponerse tan nervioso. Y recuerda: se práctico, no te pierdas en las nubes, si te están atacando y el ataque es fuerte no te preocupes por el tiempo e intenta encontrar una buena defensa, al fin y al cabo da igual perder por tiempo que por jaque mate.

Nos sentimos aturdidos por la sorpresa, ¿cómo se me ha podido pasar ese movimiento?: aunque se que es más fácil decirlo que hacerlo, debemos analizar objetivamente, si puedes defenderte defiéndete, y si no se puede no pasa nada, tampoco se acaba el mundo, tu rival también tiene derecho a ganar de vez en cuando. No te tortures, no sirve de nada!

Nuestra actitud también suele cambiar cuando jugamos contra un determinado adversario. En unos casos podemos sentir miedo y en otros sobreconfianza, pero ambas actitudes afectan negativamente a nuestro rendimiento. En estos casos, lo mejor es concentrarse lo antes posible en el juego, piensa sólo en columnas, filas, diagonales, casillas, piezas, estructuras, patrones, etc, y de este modo te olvidarás de tu adversario. Recuerda que un aspecto importante del ajedrez no es solo la rivalidad deportiva, sino también la oposición psicológica de los jugadores.

Suele ocurrir demasiado frecuentemente, que entremos en una divagación, esto es, pensar de forma desordenada, sobre cosas que no tienen la menor importancia. Pongamos el ejemplo del final de Torre y Caballo contra Torre: muchos jugadores temen ese tipo de posiciones pensando en ¿qué pasará si no puedo lograr el empate? ¿qué dirán mis amigos, entrenador, padres, …? ¡Se reirán de mí! Los jugadores jóvenes tienen un momento muy difícil: la calma desaparece y hay incredulidad en sus propias fortalezas. Consejo: no te asustes cuando te enfrentes con un final inexplorado. Una posición desconocida no significa que no puedas empatar o ganar. Cuando hagas movimientos, piensa solo en el juego. Olvídate de cosas extrañas como la opinión del entrenador, amigos o familiares, y céntrate en que tu oponente no consiga una buena posición, haz que cometa errores en defensa, etc. Debes pensar siempre la posición actual: el pasado ya pasó y el futuro Dios dirá.

La receta sigue siendo la misma: no pienses en tonterías.

Nuestra actitud también se ve afectada si jugamos en determinadas circunstancias, por ejemplo, si estamos enfermos o tras una discusión. En caso de enfermedad lo mejor es pedir un bye o cancelar la partida, así nuestro ELO quedará intacto. Es la mejor solución, ya que en estos casos es difícil mantener la concentración durante tres o cuatro horas que puede durar una partida de ajedrez. Esta regla que los jugadores de élite cumplen a rajatabla, es una de las que los jugadores de nivel medio más nos saltamos, pues solemos jugar con dolor de cabeza e incluso con dolor de muelas, y no nos damos cuenta de que damos una gran ventaja al contrincante, cuando la normativa vigente ya prevé para estos casos la solución adecuada de pedir un bye o cancelar la partida para que nuestro ELO no se vea afectado.

Una partida de cinco horas es una situación típica para un jugador de ajedrez. Llega el agotamiento, te cansas y casi no te quedan fuerzas. Es fácil caer en la trampa más simple del oponente. En tales casos, debes ser capaz de comprender cuán crítica es la situación en el tablero, para movilizar o no todas las fuerzas restantes. Imagina que el juego actual es tu última batalla que no se puede perder, levántate, camina un minuto y luego vuelve al tablero para concentrarte en la fase final.

En los supuestos de discusión, irritabilidad u otras interferencias externas, aislar nuestro pensamiento y ser capaces de formular un discurso mental coherente en cualquier circunstancia se convierte para algunos jugadores en la tarea más difícil y necesaria de realizar. Este tipo de jugadores presentan un problema de falta de atención provocada por factores externos que el jugador permite que influyan en su temperamento. Normalmente el jugador no logra la impermeabilidad de su concentración debido a su ego, a sus miedos, etc. La mejor medicina para estos casos es la seguridad (o confianza), la cual se adquiere con la preparación y la participación en muchas competiciones, y tras un tiempo, estos síntomas desaparecen sin darnos cuenta.

Carecer de la iniciativa durante mucho tiempo genera estrés, es más difícil razonar sobre lo que quiere hacer mi rival que sobre lo que quiero hacer yo. Igualmente, estar en desventaja, tener menos espacio, menos actividad y coordinación de las piezas, o un rey expuesto, también genera estrés. Cuando se tiene espacio, buena coordinación de piezas, un rey seguro,… llega la serenidad y con ella la concentración.

Como se puede ver, la principal causa de pérdida de concentración es la inestabilidad emocional de los jugadores. Esta pérdida de estabilidad suele estar provocada por la amigdala.

Normalmente cualquier evento consciente sucede en lo que llamamos el tiempo Pöbel, en honor al neurólogo alemán que descubrió este fenómeno, que apenas dura tres segundos. Cada 30 milisegundos adquirimos conocimiento y cada 3 segundos reaccionamos respecto a ello. Para poder reaccionar más rápido es necesario que sea automático y no consciente. El tiempo Pöbel se observa cada día en el mundo humano. 4/4 en música equivale normalmente a 3 segundos, el pentámetro en poesía habitualmente se tarda 3 segundos en leer, una frase en una conversación normal acostumbra a tener 3 segundos de duración. Cuando alguien te dice algo y tú respondes “Lo siento” sólo para darte cuenta un segundo más tarde de lo que esa persona quería decir, has experimentado una reacción antes de tener consciencia de ello. Más rápido de lo que es el tiempo Pöbel.

En caso de peligro en ciernes, nuestro sistema nervioso central alertará al cerebro. Allí la amígdala tomará las riendas en caso de que se necesite una acción inmediata, por lo que sólo reaccionarás instintivamente.

Observa el siguiente vídeo para ver cómo funciona la amígdala.

Pasos para gestionar el secuestro amigdalar según Daniel Goleman:

  1. Obsérvate, comprende que te dispara. Es fundamental el auto-conocimiento emocional , para saber qué es lo que nos puede producir este secuestro emocional, para poder calmándonos antes de que las emociones nos cieguen.
  2. Encuentra un modelo, y pregúntale, obsérvale e intenta imitar su buena forma de actuar en situaciones emocionalmente comprometidas…
  3. Nota las señales en tu cuerpo que te indican el secuestro por la amígdala. Este punto es fundamental para ser capaces de reconocer nuestras emociones y cuando estas pueden desembocar en un secuestro por la amígdala, y como poder cortarlo a tiempo.
  4. Hazle un cortocircuito al secuestro. Cuenta hasta 10, espera unos minutos para calmarte, aprende a pensar antes de actuar, y entrena tu paciencia para poder contenerte en estos momentos. Cualquier estrategia o técnica que nos permita detenernos por un momento puede ayudarnos a calmar nuestra mente. Hoy en día sabemos que el cerebro necesita un break de aproximadamente 90 segundos para romper un estado emocional concreto y volver a la calma, o al menos no desembocar en un secuestro emocional.
  5. Si fallas perdónate a ti mismo/a. Quizás perdonarse a uno mismo es una de las cosas más difíciles que podemos llegar a aprender, pero es importante ser pacientes y comprensivos con nosotros mismos, y tener en cuenta nuestras intenciones, y por supuesto saber perdonar nuestros propios errores sabiendo que podemos mejorar en este sentido, y que si somos pacientes y ponemos empeño lo conseguiremos.

Todos deben desarrollar un modo de superar esta dificultad. Al analizar tus errores, trata de mantener la objetividad.

Mi último consejo: hagas lo que hagas en el tablero de ajedrez como en la vida, imagina el resultado final, esto te ayudará a avanzar hacia él sin ningún pensamiento adicional, te permitirá despejar la mente libre de distracciones externas. Lleva cualquier acción a su conclusión lógica, y no pares a la mitad.

Recuerda que el ajedrez es un juego complejo en el que todos hemos cometido errores por la pérdida de concentración y que la tarea de los jugadores de ajedrez es minimizar el número de errores que comete.

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